Se solucionaron las reiteradas situaciones de saturación y rebalses de efluentes que padecían los vecinos del sector. La inversión demandó 290 millones de pesos.
El gobierno provincial finalizó en tiempo récord y antes de la llegada del verano, una importante obra de cloacas en el barrio La Sirena de Neuquén capital. Se trata de una de las primeras obras contratadas por la gestión, que demandó una inversión de más de 290 millones de pesos.

La obra de emergencia, por su impacto ambiental, permitió aliviar la cuenca sanitaria con una doble vía de circulación y dejó atrás las reiteradas situaciones de saturación y obstrucción que ocasionan rebalses de efluentes compuestos por una mezcla de líquidos de origen pluvial y cloacal en las bocas de registro.
Cuando comenzó la gestión del gobernador Rolando Figueroa, una de las principales premisas fue cambiar la realidad de los vecinos de la provincia, que el Estado llegue donde tiene que llegar.
El contexto para este desafío no era alentador, con la suspensión del financiamiento nacional. Desde el ministerio de Infraestructura, la secretaría de Empresas Públicas y el EPAS comenzaron las gestiones para poder solucionar este inconveniente e intervenir en la obra paralizada.
Fueron trabajos en paralelo que demandaron, por un lado, el aval para trabajar sobre la obra que estaba ejecutando la empresa anterior (el proyecto contemplaba la utilización de 200 metros de cañería cloacal que se encontraba instalada) y por otro lado, hacerse de los fondos para poder ejecutar esta obra de emergencia.
La ejecución de los trabajos se llevó a cabo en un tiempo récord y demandó el trabajo conjunto del Gobierno, la Defensoría del Pueblo y los vecinos.
La obra

En el sector se presentaba una deficiencia en la capacidad de conducción por escasas dimensiones de los colectores, que no era adecuada a la cantidad de habitantes. Además, había múltiples averías y obstrucciones que se han generado en el colector cloacal de calle Lanín entre Saavedra e Ignacio Rivas, por agotamiento de la vida útil de los caños de hormigón armado de 600 milímetros de diámetro que lo conforman. A ello se sumaban desagües pluviales que estaban conectados en forma irregular.
Para intervenir rápidamente desde el EPAS se diseñaron trabajos de emergencia que incluyeron un recambio importante de cañerías.
Con la ejecución cumplió con lo dictado por la Justicia, que ordenó cesar con el derrame esporádico de líquidos en el barrio La Sirena.